miércoles, 15 de julio de 2015

Mi primera vez!

¡¡Hagamos una fiesta!! ¡¡¡Ya no soy una festivalera novata!!!
Hace tres días finalizaba la décima edición del BBK Live, festival al que sobreviví (aunque poco me faltó para quedarme pajarito).
Para aquellos que me conozcan medianamente bien no es un misterio que soy amante de la música, una melómana empedernida. Puedo decir bien orgullosa que he aprovechado cada segundo de mi estancia en Bilbao, salté, grité, canté, lloré, reí y me volví loca con cada concierto que viví.
Si es verdad que iba esperanzada pero algo disgustada por el cartel del décimo aniversario. Como plato fuerte Muse claro está, era la apuesta segura. También iba con ganas de pillar a The Cat Empire grupo que he conocido gracias a este festival y que ha entrado en mi top five. Ahora puedo decir que no ha sido el mejor cartel pero cada directo que viví superaba al anterior, y todos eran de diez. 
Pese a que he vuelto completamente zombie a mi casa y que he necesitado dos días para recuperarme, este festival ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Podría ponerle varias pegas a la organización pero he sido tan feliz estos tres días que no creo que merezca la pena darle importancia a lo malo. 
Tuve la suerte de vivir la mayoría de los conciertos en primera fila, que afortunada fui, desde primera fila se vive todo de forma muy distinta, aunque las piernas te flojeen y las tengas llenas de moratones no se rinden, aguantan hasta el último momento. 
Y aunque parecía imposible aguantaron hasta ese momento en el que Knights Of Cydonia consigue arrancar la ovación de las 40000 personas que disfrutaron del ESPECTÁCULO que ofreció Muse. Por suerte o por desgracia no conseguimos la primera fila pero joder, como lo disfruté, me dejé la garganta, los pies y el cuello, ¡pero como lo disfruté! De mi boca solo se escuchaban 'Joder', 'woa', 'no puede ser', 'flipo' y gritos imposibles de escribir. 
Repetiré mil y una vez más, el problema de haber ido a un festival es que ya no voy a poder parar, me he hecho adicta y ya pienso en el del año que viene. Algo que me llamó la atención es que el recinto estaba lleno de parejas mayores que vivían los conciertos con menos intensidad que nosotros pero en su mirada se reflejaba la emoción, aspiro a eso. 
Por supuesto la compañía hizo que estos días fueran de diez. Tengo la suerte de contar con un amigo con gustos musicales muy similares a los míos. No tuvimos problema en ponernos de acuerdo con qué ver. Además, nunca podré olvidar ese momento en el que volvíamos al camping el último día, a las tres y pico de la mañana y vimos la cola que había para coger el bus, ese momento en el que nos entró la risa tonta y parecíamos dos borrachos, andando de lado a lado, con ojeras y encorvados, que gran momento. O cuando confundiste a Kodaline con Mumford & Sons, o cuando nos perdíamos el tercer día en el camping buscando nuestra tienda. Ah! Y la vergüenza ajena que pasaste cuando fui a por el cantante de Of Montreal, que grandes momentos!
Gracias amigo por haber vivido conmigo esta experiencia, sé muy bien que no será la última y que el año que viene estaremos allí plantados de nuevo, deseando subir y baja cuestas como buenos masocas que somos.