martes, 17 de febrero de 2015

¿Quién soy en tu vida?

'Hace tiempo que no hablamos.' Permíteme corregirte, no es 'hace tiempo', son 42 días. Un mes y pico sin tener noticia tuya o tú tener noticia mía.
Es triste que te intereses por mi cuando cambio la foto de perfil de Whatsapp, está bien, pero estaría mejor una llamada a la semana, vamos simplemente para que cuando me escribas no sienta que estoy hablando con un extraño que me hace una entrevista queriendo saber en unos cuantos mensajes que ha sido de mi en estos últimos meses.
Si lees esto espero que sientas la misma tristeza que siento yo cuando escribo cosas así, porque somos adultos pero actuamos como niños. Yo por no ser capaz de llamarte y decirte estas cosas y tú, tú por ser un irresponsable y un cobarde. Y me duele pensar así, claro que sí, pero los actos de una persona son los que la definen y eso es lo que reflejan tus actos, irresponsabilidad, cobardía e inmadurez. ¿Pero quién soy yo para juzgar tus defectos?
Por suerte madurar conlleva ir viendo cosas que siempre han estado ahí pero que antes trataba de negar y aunque te quiero no soy tonta. No me sirven esos mensajes en los que me cuentas lo triste que estás por no saber nada de nosotros, excusas, porque no cuesta nada coger el teléfono y llamar, cinco minutos, no tenemos que estar toda la tarde hablando. Me fastidia que lo hagas pero ¿quién soy yo para decirte como debes actuar?
Sin embargo, como chica positiva que soy, pienso que no hay mal que por bien no venga. Me estás dando una lección muy valiosa, me has enseñado eso que nunca querré en mi vida. Espero que algún día, aunque ya sea tarde, dejes de perderte esas cosas buenas de las que hablabas antes y empieces a formar parte de ellas. Te quiero, te quiero con toda mi alma y es así, pero me sigues haciendo daño, mucho daño.


miércoles, 11 de febrero de 2015

¡Valiente!

Hoy me llamaron valiente, una valentía que surgió de la honestidad, sin embargo todo este tiempo me he considerado todo lo contrario, una cobarde. Porque por primera vez en mi vida decidí cambiar un imposible por estabilidad, y muchos dirían que no se me puede juzgar por eso, pero ya lo hago yo por los demás. He ido a lo fácil, a lo seguro y la duda avasalla mis pensamientos a diario. 
Aunque hoy podría decir que una tranquilidad inmensa invadió mi cuerpo, porque esas dudas que me atacaban parecen haberme dado tregua, porque el sentimiento de culpabilidad siempre estará ahí pero empieza a desvanecerse, quedará ese resto que hará que recuerde lo que pasó y no volverá a pasar. 
He estado ciega, torturándome porque soy así de estúpida. El fundamento de nuestras vidas se basa en las decisiones que tomamos, y nos equivocamos, joder que si nos equivocamos, y nos arrepentimos pero seguimos hacia adelante. Porque está demostrado que la vida a veces nos las hace pasar canutas pero salimos, si queremos siempre salimos. 
Y ahora entiendo que no he sido una cobarde, he tenido frente a mi el miedo a equivocarme, y aún haciéndome temblar me lo llevé por delante, porque puedo tener muchos defectos pero soy fiel a mi forma de ser y las cosas no podían seguir así, tomé la decisión que en ese momento creí correcta y que voy a defender a capa y espada. Hoy vuelvo a respirar. 


lunes, 2 de febrero de 2015

Uno de esos días.

Hoy tengo uno de esos días. Te levantas con ganas de afrontar la mañana y comerte el mundo pero es el mundo el que acaba comiéndote a ti. 
Y es que lo notas, notas que hay algo distinto y aunque tratas de pelear contra ello te acaba consumiendo y te rindes. Porque por un día sales de esa burbuja en la que te refugias y te das cuenta de que tienes problemas, ¡los de siempre joder! (y alguno más). Estás mal y parece que disfrutas torturándote dándole vueltas a todo, sabiendo que por el momento no hay solución. 
Hoy es de esos días en los que debería quedarme en la cama, hibernaría hasta que llegase el verano porque me hace falta, necesito un respiro, se me va la vida con los estudios. 

Se me han juntado muchas cosas y la chica positiva se ha venido para abajo, pero también tengo derecho a tener esos días, acumulo y al final exploto, normal. El mal tiempo, la impotencia de no poder hacer nada frente a ciertas injusticias, algunos recuerdos y hasta el menú del día me han derrotado. Estoy tan negativa que tengo muchas ganas de pegarme una buena colleja, gritarme que espabile y deje de quejarme tanto, hoy me odio mucho. 

Lo bueno de todo esto es que estoy acostumbrada a tener días así ya que no es la primera vez que me pasa, son como rachas de purificación necesarias para mantenerme con los pies en la Tierra, son cortas y quizás mañana vuelva a estar tan tonta y feliz como siempre. Cruzo los dedos.