jueves, 5 de noviembre de 2015

Truman (2015)

Ayer pasé la tarde en las butacas del cine Conquistadores de Badajoz, resulta que es la fiesta del cine y por 2.90 quién le dice que no a una película. Regresión, La Cumbre Escarlata y Marte eran mis preferidas, pero dio la casualidad de que no pude asistir a ninguna de las sesiones y al final acabé metida en la sala 4, donde proyectaban Truman. Es la sala más pequeña y estaba medio vacía. Conocía poco de la película que iba a ver, sabía que es española (cosa que me echaba para atrás), que sale Javier Cámara (cosa que me echaba aún más para atrás), y sabía la sinopsis que contaba muy poco.

Llegué con pocas expectativas y creo que como otros muchos, ya que una pareja abandonó la sala a los cinco minutos de que comenzara la proyección. Tonta manía que tenemos algunos de prejuzgar el cine español, ¿verdad?
No quiero spoilear mucho la peli pero profundizaré en algunas escenas, si piensas verla te recomiendo que dejes de leer.

La química entre Javier Cámaras y Ricardo Darín se hace notar desde el primer encuentro. Es curioso ver como congenian dos personajes tan distintos. Tomás (Cámara) describe a Julián (Darín) como un valiente, y es así porque la forma que tiene de afrontar ese final inminente es digna de un valiente. Lo bonito de las películas son esas escenas que no ves pero que te imaginas, esas películas que te hacen pensar. Y pese a que Julián afronta su destino con humor puedes notar su miedo a la soledad constantemente. Lo notas en infinidad de escenas, la escena en la que hablan por teléfono a las cuatro de la mañana, la noche en la que Truman no duerme en casa,...
Y luego tenemos a Tomás, tan distinto a Julián que muchas veces no sabe donde meter la cabeza, pero es un gran amigo, una persona que no espera nada a cambio y eso Julián lo sabe. Tomás le regala cuatro días que probablemente siempre recordarán con una sonrisa.

El eje de la película no es la muerte, o al menos es lo que yo creo, su base son las despedidas. Y conforme me iba dando cuenta de ello más consciente era de lo mal que lo iba a pasar.
El personaje que interpreta Darín es muy real, siempre se habla de las personas que luchan contra el cáncer hasta el final, pero poco se escucha de aquellas personas que se rinden. Julián decide dejar de luchar pero aprovecha los días que pasa con Tomás para atar acabos.

Si tienes perro te sentirás muy identificado con el protagonista, te pondrás en su lugar y dolerá mucho. Porque Truman era su segundo hijo y ahora tiene que dejarlo. La escena final en el aeropuerto con Truman mirando hacia atrás me rompió el corazón.

Y sí, despedidas continuas, lo que más me llamó la atención fue ver lo distintas que pueden ser las personas al enfrentarse a una situación así. Aquellas que no se atreven ni a mirarle, aquel que deja a un lado los problemas, olvida el rencor y se despide, aquel que con pena le decide adiós mientras le echa del trabajo, aquella que se niega a decir adiós y aquel que se niega pero que al final acaba entendiendo que es la hora.

Destacar la escena del abrazo con su hijo, ahí me rompí, ahí me llegó. Porque no te puedes poner en el lugar del protagonista si no vives la misma situación pero si te puedes sentir identificado con ciertos momentos, ciertas discusiones, ciertas conversaciones y ciertas despedidas.

Ricardo Darín hace un trabajo espléndido, la conexión con Cámara es maravillosa, y su interpretación también, sobre todo en el reencuentro y en la despedida. Cesc Gay ha sabido llevar una película con un tema muy complejo sin caer en la lágrima fácil o en el humor absurdo. Y como ya dijeron acabas, en mi caso, de casualidad en una sala donde proyectan una película sobre la muerte y sales aprendiendo sobre la vida.




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